La discriminación por edad o edadismo sigue existiendo en el ámbito laboral y requiere de la atención de todas y todos. Ninguna empresa es ajena al problema o no debería serlo, ya que las empresas son agentes principales para resolver el problema. ¿Sabían que de los casi tres millones de parados en el Estado español el 55% son mayores de 45 años? ¿O que el edadismo tiene un impacto superior a otras discriminaciones como las motivadas por razones de género o de raza?
La realidad es que el mercado laboral rechaza los perfiles de la gente mayor de 45 años para ocupar puestos de trabajo. Un colectivo que siempre piensa que será muy difícil recolocarse si pierde su empleo. En este sentido, el informe “Tu edad es un tesoro” de la Fundación Adecco evidencia que el 40% de los responsables de recursos humanos descartan las propuestas de trabajo de aquellas personas mayores de 50 años.
Por otro lado, el envejecimiento de la población es muy intenso en Europa, lo que dificulta el relevo generacional, pero se trata de una vejez activa que, entre otras cosas, consumirá muchísimo generando un impacto positivo sobre la economía. De hecho, la Agenda 2030 incorpora la lucha contra el edadismo, una discriminación que se da principalmente por los prejuicios contra los trabajadores séniores por sus exigencias salariales elevadas, su poca competencia digital, su resistencia a los cambios, no admitir el liderazgo de los jóvenes y anteponer la vida familiar a la profesional.
La buena noticia es que existen diversas soluciones que se pueden activar para frenar el edadismo. Algunas de ellas son: la implantación de bonificaciones por contratar séniores, la aplicación de reducciones a la cotización de las personas de más edad en activo, la incorporación en los procesos de selección del currículum ciego, o la erradicación de algoritmos de plataformas de selección que permiten la discriminación por edad. Además, añadiría que la pyme será más competitiva si rentabiliza todas las personas de su equipo, creando entornos de trabajo multigeneracional.
Recordémoslo: marginar uno de los valores más importantes de las personas, que es su conocimiento fruto de la experiencia, ¡vulnera los derechos fundamentales!
Josep González – presidente de la Fundación PIMEC