Estado de alarma, ¿y ahora qué?

El estado de alarma confirmado esta madrugada en el BOE sitúa al conjunto del Estado español en un nuevo nivel de prevención contra el Covid-19, que ya aplicaba Cataluña desde el viernes en los ámbitos de su competencia. Más allá de las implicaciones políticas, los efectos sobre la economía serán muy graves, especialmente para las pequeñas empresas y en sectores como el comercio, el turismo, el transporte y los servicios a personas y empresas. Las medidas de mitigación y ayuda a los empresarios y trabajadores del Gobierno español se harán, pero hay que esperar hasta martes.

El conjunto del país se encuentra hoy por hoy solo a un paso por detrás de Italia, que hace días que decretó su confinamiento nacional. Las acciones radicales en aquel país fueron  acompañadas de medidas valientes de compensación, como la suspensión de los pagos de tributos e impuestos, de préstamos bancarios, de recibos de luz y otros suministros, así como de ayudas directas a los trabajadores y autónomos. Habrá que ver si el Gobierno español podrá tomar medidas tan osadas ante los poderosos lobbies.

En clave internacional ya se compara el impacto del Covid-19 a los efectos de los atentados del 11-S del 2001. Aquellos hechos provocaron una parada en el proceso de globalización, con medidas contra la libre circulación de personas, mercancías y capitales, lideradas por los Estados Unidos. La duración fue limitada, y en 2004 ya se retomaba el ritmo de crecimiento y globalización, posteriormente parado por la crisis económica de 2008.

Como la protección de la seguridad nacional fue el leitmotiv de los años posteriores al 11-S, la pandemia actual situará la salud pública en una prioridad para muchos países, afectando a los movimientos de personas. Las empresas también reharán las cadenas de valor, ante el riesgo de depender de proveedores lejanos, como ha pasado en los últimos meses. Por lo tanto, de retruque el comercio mundial se podría ver afectado, cuando ya estaba sufriendo la oleada proteccionista comenzada por Donald Trump.

El Covid-19 tendrá un efecto inmediato muy severo sobre nuestro tejido de pymes y autónomos, sobre todo en determinados sectores. Por lo tanto, hace falta que las administraciones tomen medidas inmediatas y ambiciosas para mitigar el impacto. La mortandad empresarial podría si no lograr magnitudes de pandemia.

En términos globales se producirá un frenazo en la globalización, que ya no vivía sus mejores momentos, pero algunos efectos nos podrían sorprender. En China, por ejemplo, siempre se ha dicho que la epidemia de SARS de 2003 hizo crecer el comercio electrónico y las redes sociales, con la eclosión de gigantes como Alibaba y Tencent/Wechat. Aquí todavía es pronto para encontrar algún efecto positivo del Covid-19 y ahora mismo toca parar los contagios, evitar las muertes y amortiguar la catástrofe económica.

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