La felicidad: ¿una finalidad o una actitud ante la vida?

El día 20 de marzo fue el Día Internacional de la Felicidad, instituido el 28 de junio de 2012 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y celebrado por primera vez en el año 2013.

El origen de esta celebración radica en la iniciativa del Reino de Bután que consideraba la felicidad como el más importante del PIB del país. La ONU proclamó la celebración del Día Internacional de la Felicidad el día 20 de marzo , a fin de reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de todos los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de los gobiernos.

Según Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU y uno de los impulsores de esta iniciativa, la Felicidad Global se basa en la paridad de los tres pilares del desarrollo sostenible :

  • el pilar social
  • el económico
  • el medioambiental
Meiko Wiking, el supuesto hombre más feliz del mundo y al mismo tiempo director ejecutivo del Instituto para la Investigación de la Felicidad de Copenhague

Hace algunos meses, la Vanguardia publicaba un artículo sobre ” el hombre más feliz del mundo “, en el que podíamos descubrir a Meiko Wiking , el supuesto hombre más feliz del mundo y al mismo tiempo director ejecutivo de el Instituto para la Investigación de la Felicidad de Copenhague . El artículo narraba como Wiking había tenido interés por el concepto de felicidad al ver la resolución aprobada por la ONU en 2012 que pedía a los países europeos la incorporación de parámetros de calidad de vida y de felicidad para medir el progreso.

La conclusión que se puede extraer del artículo es que las sociedades igualitarias son más felices , entonces, por qué no lo traducimos en políticas concretas? Por ejemplo, si a las personas no las hace felices invertir mucho tiempo en desplazamientos hasta el trabajo y son más felices si van andando o en bicicleta, ¿por qué no priorizamos el diseño de las ciudades y la flexibilidad laboral?

En su último libro, “ hygge, la felicidad de las pequeñas cosas”, Wiking explica que la palabra hygge significa bienestar y que los daneses la pueden conjugar de formas diferentes: como verbo y como adjetivo. Se trata, según Wiking, del arte de crear intimidad, del confort del alma, del placer de la presencia de cosas reconfortantes. “El hygge consiste en sacar lo mejor de lo que queremos en abundancia: el día a día “, resume Wiking.

“quijoteTLN5: Si cualquier filósofo o místico perdiera tiempo leyendo el argumentario del atribuido hombre más feliz del mundo [Wiking] se llevaría las manos a la cabeza. La felicidad no reside en las cosas o ambientes ‘hygge’, sino en algo que no se puede enseñar, comprar, vender o manipular, que es el desarrollo de la parte espiritual de la persona. en ninguna línea de esta entrevista [a Wiking] se hace alusión a ello, ni a la afectividad, ni a la diversión… Parece que para este erudito de la felicidad [Wiking], todo consiste en medir la basándose en datos objetivos. O sea, si mido mi felicidad, seré feliz? “

¿Se pueden aplicar medidas objetivas a sensaciones subjetivas?

El estudio de la felicidad se vuelve contradictorio desde el momento en que tratamos de aplicar medidas objetivas a sensaciones subjetivas. Pero no damos la batalla por perdida: recurriendo a diferentes puntos de vista sobre la felicidad podremos poner un poco de luz a este concepto tan trillado y, a la vez, desconocido.

¿Somos más felices por el contexto en que vivimos o somos más felices por la manera de procesarlo?

 Paul Watzlawick , psicólogo austríaco, en su libro el arte de amargarse la vida , da consejos a aquellas personas que siempre quisieron sentirse miserables pero que nunca lo pudieron conseguir totalmente. El autor da recomendaciones sobre como convertir la propia vida y la del resto en un infierno . Watzlawick nos plantea diferentes métodos para amargarnos la vida porque, a partir de ahí, nuestra labor sea analizar nuestra vida y determinar si es nuestra costumbre evitar amargarnos la vida o, al contrario, disfrutamos amargo-nosotros la.

Felicidad, un resultado de la plenitud existencial

 Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra también austríaco, afirmaba que vivimos en un mundo sin sentido donde el ser humano ha dejado de proponerse metas y ha caído en un vacío existencial. Por ello, intentamos rellenar los momentos de cosas banales y no hacemos otra cosa que caer en el aburrimiento, lo que nos hace ser infelices o, como mínimo, no felices. Frankl argumentaba que el camino para vencer un sentimiento de falta de propósito no es centrarse en el problema, sino buscar una distracción más noble .

Entonces, tal vez la mejor forma de encontrar la felicidad tanto en el trabajo como en la vida- sea dejar de tratar de ser felices y empezar a focalizarnos en lo que da sentido a nuestra vida en el ámbito personal , familiar y laboral. darle un sentido a nuestra existencia, un deseo por cumplir, un reto a conseguir e intentar conseguirlo, nos aportará la plenitud existencial, y como consecuencia, la felicidad. Y cuanto más noble sea nuestra meta, mayor será este sentimiento de felicidad.

Treball i Humor, un bon equip! 

Todo el mundo tiene su propio concepto de felicidad

Pero si hay algo en que todos podemos estar de acuerdo es que la felicidad es algo muy personal. Para algunos, puede ser tener un Ferrari; para otros, una salud de hierro, ser eternamente joven, tener hijos, encontrar el amor o tomar un vermut un domingo por la Barceloneta.

Ser feliz no siempre es fácil y cuanto más condicionen nuestra felicidad, más motivos tendremos que nos impedirán disfrutarla

Pilar Gabriel, planner en María barcelona

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