Una mirada al profesional que hay detrás de una oficina de farmacia

Entrevista a Antoni Torres, presidente de la Federación de Asociaciones de Farmacias de Catalunya (FEFAC).

¿Cuál es la importancia de la figura del autónomo en el sector de farmacias?

La figura del autónomo tiene una importancia absoluta en nuestro sector, dado que, en el marco de la normativa legal vigente aplicable a la naturaleza y condiciones de los titulares de oficina de farmacia, constituye un requisito esencial ser una persona física y, además, licenciada en farmacia, para ser titular de un establecimiento del sector.

¿Qué problemáticas afectan a los autónomos del sector de farmacias?

Todas las que suelen afectar al resto de los autónomos, independientemente del sector al que pertenezcan; en particular, las que afectan a la mujer autónoma, dado que su porcentaje es muy mayoritario en nuestro ámbito. Específicamente, y muy especialmente, la problemática fiscal, puesto que los farmacéuticos titulares, al tener que ser autónomos y tributar como personas físicas, no pueden disfrutar de ningún tipo de figura societaria. Al repercutir en los porcentajes de impuestos a abonar, la normativa específica sanitaria prevalece sobre la fiscal y mercantil.

¿Cuáles son las principales líneas de actuación de la Federación? 

Es fundamental estar presente en todas las comisiones que negocian todo aquello que afecta a los titulares de oficina comunitaria; este aspecto lo defendemos bajo el paraguas de Autónomos PIMEC, de la que formamos parte a través de su Junta Directiva. La unión de los autónomos fue esencial para hacer realidad -defendiendo los intereses y cubriendo las necesidades de este colectivo- la cobertura de la baja por maternidad para las mujeres, teniendo en cuenta que el 70% de las farmacéuticas titulares son mujeres.

Las farmacias somos también pequeñas o medianas microempresas y, por tanto, es PIMEC quien defiende nuestros intereses y procura regulaciones que tengan presentes nuestras características. El reciente acuerdo entre PIMEC (micro, pequeñas y medianas empresas) y Fomento (grandes empresas) después de 12 años de litigios judiciales, determina que la representatividad empresarial es, por primera vez, del 50%, declarando a ambas entidades en exclusiva como más representativas, lo que resulta fundamental para acabar con la discriminación de las pymes frente a las grandes empresas en todos los ámbitos.

¿Cuáles son los retos más relevantes que tiene planteados la profesión? ¿Cómo actuará la Federación?

La digitalización es uno de los grandes retos. A pesar de haber realizado una gran tarea pasando de la gestión manual a la receta electrónica, los farmacéuticos tenemos por delante el reto de conseguir que la comunicación en red de las farmacias nos permita aportar valor y servicios mediante una mejor comunicación entre los profesionales de la salud como son los médicos, los enfermeros y las farmacias, y el sistema sanitario, con el objetivo de ofrecer al ciudadano los resultados más eficientes posibles a través de la participación de todos los profesionales.

Otro de los grandes retos es hacer frente a la situación económica actual, relacionada con el importante y continuo descenso del precio del medicamento, que provoca menos ingresos, mientras que los gastos se incrementan porque nuestros equipos están formados por profesionales universitarios o técnicos graduados.

Por último, tenemos el reto de ser capaces de mantener la proximidad y la confianza histórica del farmacéutico, ahora con una población cada vez más envejecida, crónica y dependiente, y simultáneamente relacionarnos con las personas sanas que cada vez quieren cuidarse más y piden una mayor atención y asesoramiento sin perder el control y garantizando el buen uso del medicamento que otorga la farmacia.

Desde la Federación creemos que las farmacias están preparadas para cualquier cambio, y así lo han demostrado a lo largo del tiempo. Hemos sido siempre uno de los sectores que más cambios trascendentes ha tenido que afrontar: del medicamento no industrializado al industrializado; de la gestión manual a la receta electrónica; de dar servicio a una sociedad próxima a dar servicio a una sociedad global. Actuamos y continuaremos actuando sin perder nunca la calidad del servicio y manteniendo siempre la valoración altísima que el ciudadano tiene de la oficina de farmacia, fieles al principio de que la salud es lo primero y de que el medicamento no es un bien de consumo más, sino una herramienta más para la salud de las personas. Como tal, debe mantenerse siempre bajo el control y responsabilidad del farmacéutico como profesional más próximo y accesible, en muchísimos casos el primer y último punto de contacto con el sistema de salud.

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