Este siglo XXI nos ha traído situaciones económicas muy contrastadas: un crecimiento espectacular que duró hasta el 2007, una profunda disminución de la actividad hasta el 2.013 y un ciclo entre 2.013 y 2.015 de recuperación económica.
En el año 2.013 nos situábamos al mismo nivel que estábamos en el 2.000
La pyme catalana creció en número de forma muy significativa los 7 primeros años de este nuevo milenio. Después, sin embargo, una crisis devastadora hizo desaparecer tal número de empresas, que nos situaba en 2.013, al mismo nivel que estábamos en el año 2.000. En términos de ocupación, además, la caída fue aún más acusada.
Una crisis devastadora
La crisis en España vino a remolque del estallido de una burbuja inmobiliaria y de una situación cercana a la quiebra del sistema bancario. El endurecimiento de las condiciones financieras afectó a todas las empresas, y en particular a las pymes, más vulnerables que las grandes a las restricciones del crédito bancario.
A la caída de la demanda propia de la crisis se sumó el hecho de que las condiciones de financiación externa se hicieron cada vez más exigentes. La restricción del crédito se agravó aún más a medida que, por un lado el número de entidades financieras (especialmente cajas de ahorros, en una primera ola) disminuía drásticamente por absorciones y cierres, y que, por otro, se producía un importante aumento de la morosidad, que hizo cerrar muchas pymes. Se estima que entre el 30% y el 40% de la mortalidad empresarial a lo largo de la última crisis se explica de forma directa por problemas de morosidad en los cobros, o de impagos.
La recuperación económica
Los balances de las pymes que han sobrevivido, han aumentado de valor en todos los sectores a lo largo del período y los ratios financieros más habituales (solvencia, liquidez, tesorería y endeudamiento) presentan valores que indican fortaleza empresarial.
A partir de 2.013, la dinámica global ha sido claramente positiva en la industria catalana. El sector industrial es el único que en la etapa de recuperación ha registrado cifras de ventas superiores a las del periodo de expansión (el resto aún se encontraba en 2.015 entre un 20 y un 30% por debajo de los valores de la año 2.000, siendo la situación del sector de la construcción, especialmente negativa).
En definitiva, hablar ahora de economía es más agradable que en los últimos años de crisis que hemos pasado. La pequeña o microeconomía, la de nuestras pymes y autónomos, está en general en franca mejora de incremento de ventas, de exportaciones, de inversiones, de confianza empresarial y, sobre todo, de empleo y afiliaciones a la Seguridad Social. Además, también crece el consumo. Ya se contempla un crecimiento del PIB de este año en torno al 3,1% y también hay buenas expectativas para el 2018.
PIMEC presenta los datos de balance y cuenta de explotación de las pymes, distinguiendo los cuatro subsectores de la economía (primario, industria, construcción y servicios). Lee como las pymes catalanas mejoran la estructura del pasivo durante el periodo 2000-2015 en este estudio .