Necesidad de ayudas directas ante la crisis del Covid-19

Después de cuatro semanas de estado de alarma para hacer frente a los efectos del Covid-19, tenemos algunos elementos ya definidos que condicionan de forma importante el futuro del tejido empresarial de pymes y autónomos.

En primer lugar, hay que constatar que el Gobierno no ha querido considerar al tejido empresarial como sistémico, tal y como sí hizo al considerar al sector financiero como tal, realizando un elevado esfuerzo en términos de ayudas directas. Recordamos que, según el Tribunal de Cuentas, los recursos públicos comprometidos para la reestructuración de la banca fueron los siguientes:

  • Ayudas directas: 122.122 millones de euros.
  • Avales por un importe de 85.965 millones de euros.
  • Emisiones de deuda sénior de la sociedad Sareb avaladas mediante el Estado por un importe de 43.476 millones de euros.

Además, recordamos que la banca no tuvo la obligación de mantener puestos de trabajo, como sí se está exigiendo en estos momentos a las empresas.

En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, el hecho de que no se apueste por la ayuda directa ha llevado a que la parte principal de las medidas sea financiera, y a que el coste del estado de alarma recaiga sobre las pymes y los autónomos. Por lo tanto, las empresas saldrán de la crisis con un mayor endeudamiento. Este elemento condicionará la capacidad futura de crecimiento y creación de empleo.

En tercer lugar, la recuperación de la actividad, especialmente en determinados sectores como el comercio y el turismo, pero también en otros relacionados, no será inmediata y requerirá que la sociedad vuelva a coger confianza.

Finalmente, hay que constatar que las estrategias empresariales se tendrán que adaptar a cambios que con esta crisis sanitaria se han acelerado o generado. Podemos mencionar algunos ejemplos, pero a buen seguro surgirán muchos más:

  • Aceleración de la venta digital y redefinición del comercio.
  • Cómo serán los futuros restaurantes y acontecimientos.
  • Cómo cambiará la cadena de valor en términos geográficos.
  • Cómo se organizará el trabajo en las empresas y cómo se afrontará la política de riesgos laborales.

En definitiva, debemos concienciarnos de que la situación que afrontamos no puede considerarse como coyuntural, sino que hay que tratarla como estructural. Por lo tanto, es necesario pensar en poner en marcha un plan que tenga en cuenta las bonificaciones fiscales para compensar las pérdidas derivadas del estado de alarma; las bonificaciones de cuotas a la Seguridad Social; planes de apoyo a estrategias posconfinamiento, así como considerar el pago de cuotas por préstamos como partida deducible en el Impuesto sobre Sociedades, como medida para compensar, en parte, el esfuerzo de endeudamiento.

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