Todos sabemos que la logística es una actividad transversal clave para la economía de nuestro país. Por eso, podemos decir que solo seremos competitivos si tenemos una logística eficiente y más sostenible, dotada de las infraestructuras necesarias y con una conexión eficiente de los principales nudos logísticos como son los portuarios, los aeroportuarios y las plataformas logísticas multimodales.
Desgraciadamente, la falta de inversiones crónicas que sufrimos año tras año en este ámbito supone un obstáculo a la hora de conseguir un país en red, donde se pueda desarrollar la actividad económica por todas partes. En este sentido, es urgente garantizar que se realicen las inversiones comprometidas y pendientes, puesto que disponemos de ratios de transporte de mercancías por ferrocarril y de intermodalidad de hace veinte años. Por otro lado, hay que apostar por una gestión de proximidad, tal y como recomienda la Unión Europea, así como velar para hacer posible que Cataluña asuma las plenas competencias de la gestión de las principales infraestructuras: puertos, aeropuertos, Cercanías y el Consorcio Zona franca, entre otras.
Entre todas las infraestructuras, el Corredor Mediterráneo es esencial a la hora de exportar productos por vía terrestre con el objetivo de ir sustituyendo, poco a poco, el camión por el ferrocarril. Para que esto funcione, hay que dar alternativas a los más de 10.000 camiones que diariamente atraviesan la frontera de la Jonquera. Además, quiero destacar que con la tercera pata ferroviaria impulsada por el Ministerio de Transporte –y que hace quince años que se construye– no tenemos bastante, puesto que esta quedará colapsada a corto plazo.
Así mismo, para solucionar los cuellos de botella de movilidad en todo el territorio, como el paso de frontera o el nudo de Tarragona, hay que dotarnos de unas infraestructuras muy dimensionadas que garanticen la máxima eficiencia y sostenibilidad.
Por el fuerte crecimiento de las exportaciones catalanas en Europa y el mundo, por la fuerza de nuestras empresas y porque el sector logístico lo ha hecho posible, sobre todo nuestros puertos y el transporte por carretera, y por el hecho de que Cataluña tiene una situación estratégica para el flujo de mercancías, la inversión en el Corredor Mediterráneo, y en infraestructuras en general, tiene que ser una prioridad.
Solo podremos ser eficientes si tenemos una logística competitiva y multimodal para solucionar las afectaciones en el territorio y otras cuestiones que nos restan competitividad y nos hacen perder oportunidades. El Corredor Mediterráneo es uno de los ejes logísticos de mercancías más importantes de la Unión Europea, y, por lo tanto, se tiene que hacer; pero muy bien, para que sea útil a las personas y a las empresas.