El textil es uno de los sectores con más tradición y un elemento clave para entender el país que tenemos hoy. De hecho, fue uno de los elementos más característicos de la revolución industrial en Cataluña. El espíritu de aquellos primeros emprendedores ha llegado hasta nuestros días, en forma de un importante patrimonio cultural, que vale mucho la pena conocer.
Hoy en día la economía está más diversificada, afortunadamente, porque esto la hace menos dependiente de un sector concreto que siempre es un riesgo. Aun así, la bajada del sector textil, especialmente intensa en la parte productiva de la cadena de valor del sector, también ha ido acompañada de una disminución general del peso de la industria en todos los países desarrollados, así como en el estado español. Algo que es preocupante porque la industria genera puestos de trabajo cualificados, innovación tecnológica, capacidad de internacionalización y es tractora.
En Cataluña el PIB industrial ha pasado del 26,9% del año 2000 al 18,5% previsto en 2022 según IDESCAT. De aquí la importancia de iniciativas que buscan reindustrializar el territorio como el Pacto Nacional por la Industria o más específicamente del Pacto por la moda circular, del que PIMEC es un actor clave para su éxito.
Según ACCIÓ, el textil contribuye con 15.351 millones de euros al PIB catalán y representa el 5,6% del total. Otras fuentes como Modacc – clúster catalán de la moda – afirman que el peso sobre el PIB llega al 8%, intuyo que incluirán en este cálculo diseñadores, marcas, complementos, distribuidores, mayoristas y detallistas.En cambio, no están incluidas las empresas del subsector de materiales textiles avanzados, puesto que se agrupan dentro del clúster AEI Tèxtils.cat, con una aportación menor en cuanto al volumen económico, pero muy interesantes en términos de innovación.
Por lo tanto, estamos ante un sector importante en nuestro país, donde tenemos empresas de toda la cadena de valor: recuperadores de tejidos, hilaturas, tintoreros y acabadores, tejedores, talladores, confeccionistas, estampadores, fabricantes de complementos como el calzado y la piel. Pero no se acaba aquí, también tenemos fabricantes de maquinaria, desarrolladores de software de gestión, de diseño o de impresión. Así como ferias, asociaciones, gremios, centros tecnológicos, incubadoras y espacios de creación, universidades técnicas y de diseño o centros de formación profesional. En definitiva, más de 70.000 personas. De las casi 20.000 empresas textiles que hay en todo el estado español, más del 20% están ubicadas en nuestro territorio.
Actualmente, tenemos ejemplos de casos de éxito en toda la cadena de valor. La mayoría de las cuales pequeñas y medianas empresas, no muy conocidas por el público general, pero que compiten con un notable éxito internacional, que son creativas, originales, innovadoras, sostenibles y comprometidas con el territorio. Sin querer ser exhaustivo y con un punto de orgullo de pertenencia, me gustaría hablaros de algunas que creo que son representativas del sector.
Por ejemplo, en el momento de escribir este artículo me llega la noticia de que la Sylvia Calvo, compañera de la Comisión de Sostenibilidad y Economía Circular de PIMEC, ha sido galardonada con el Green Product Award 2023 en Düsseldorf. Por su proyecto de eco-diseño y fabricación sostenible km0 de ropa a partir de hilo de residuo industrial de algodón y de triturado de sacos de yute.
Este proyecto no habría sido posible sin la colaboración de la Intexter, el centro universitario de investigación y transferencia industrial de la UPC en Terrassa, un espacio donde actualmente hay 22 doctorandos de ingeniería textil, estudiantes del grado de Ingeniería textil, másteres y diferentes grupos de investigación.
Precisamente el siguiente ejemplo del que os quiero hablar es una espín-off del Intexter-UPC y del Hospital San Juan de Dios de Barcelona. Cebiotex, una start-up biotecnológica que ofrece una membrana textil para el tratamiento tumoral, fabricada con nano-fibras bio-compatibles y bio-absorbibles, la cual se implanta dentro del cuerpo del paciente en el momento de la cirugía, después de la extracción de un tumor y que libera el fármaco directamente sobre la zona afectada.
También tenemos empresas como Triturados la Caña, pionera en proyectos de economía circular por la reutilización de fibras textiles pre y puesto-consumo o Hilaturas Arnau, especializadas en hilos de alta tenacidad, hilos reciclados e hilos veganos.
El sector también incluye empresas que diseñan y fabrican máquinas circulares de género de punto cono Canmartex-Jumberca, que en colaboración con Eurecat, han presentado un proyecto de industria 4.0 de control predictivo de calidad. Otros fabricantes, como Masias Maquinaria, son un referente internacional en maquinaria por el tratamiento de fibras.
En definitiva, como habéis podido comprobar, el sector textil ha demostrado una capacidad de transformación y adaptación notable, encara el futuro con relativo optimismo a pesar de las dificultades y está preparado para acompañarnos en el camino de afrontar los retos de la sostenibilidad, la transformación digital y la necesidad de reindustrialización.