La sostenibilidad y las pymes

El crecimiento sostenible fue formalmente introducido en 1987 por el Informe Brundtland, encargado por la ONU, que llevaba por título “Nuestro Futuro Común” y que define el desarrollo sostenible como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.” Este principio ha guiado numerosas empresas de todo tamaño y también a los gobiernos hacia prácticas más responsables con el planeta y las personas.

El mundo en que vivimos necesita que tengamos en cuenta los aspectos ambientales, sociales y económicos, para poder diseñar una sociedad más justa y respetuosa. De este modo, el desarrollo de una economía sostenible tendría que implicar un crecimiento que concilie el desarrollo económico, social y ambiental con una economía competitiva, que favorezca los puestos de trabajo de calidad, la igualdad de oportunidades y de género y la cohesión social, y que garantice el respeto al medio ambiente.

El concepto de sostenibilidad está hoy muy presente en nuestro entorno y la gente empieza a entender el acrónimo ESG (Environment, Social and Governance) y se habla de él. Las empresas son conscientes de que tienen que incorporarlo en sus planes estratégicos y tienen que diseñar un camino alineado con el negocio, integrar los objetivos de sostenibilidad en su visión empresarial e identificar las áreas claves y crear un plan de acción. La creación de una cultura corporativa sostenible unida a una estrategia para atraer talento producirá un impacto positivo en el rendimiento del equipo humano de las compañías.

La sostenibilidad ha emergido también como un pilar esencial para las pequeñas y medianas empresas, impulsado tanto por la creciente conciencia ambiental y social, como por la necesidad de adaptarse a un mercado cada vez más exigente.

“La sostenibilidad no es una opción, es una necesidad. Las pymes tienen que liderar el cambio hacia modelos de negocio más responsables y sostenibles para asegurar la supervivencia y el éxito a largo plazo”, dijo hace un tiempo Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España.

Representando una parte significativa de la economía global y, sobre todo, a Europa, las pymes tienen un rol crucial en la transición hacia un modelo económico más sostenible, no solo como responsabilidad ética, sino, también, porque como estrategia de negocio que puede resultar muy rentable. Adoptar prácticas sostenibles puede ofrecer numerosos beneficios a las pymes. Entre ellos, la reducción de costes operativos a través del ahorro energético y la gestión eficiente de recursos. Implementar políticas de reciclaje, utilizar materiales ecológicos e invertir en tecnologías limpias permite a las pymes disminuir la huella ambiental y contribuir significativamente en la lucha contra el cambio climático. Además, estas prácticas pueden mejorar la imagen corporativa, fortalecer la relación con clientes y socios comerciales y abrir nuevas oportunidades de negocio.

Cada vez más consumidores y empresas prefieren productos y servicios que respeten el medio ambiente, cosa que puede incrementar la demanda y fomentar la lealtad del cliente. Adicionalmente, las pymes sostenibles pueden acceder a financiación y subvenciones gubernamentales diseñadas específicamente para apoyar a iniciativas verdes. Por otro lado, las instituciones financieras y los gobiernos están cada vez más interesados en apoyar a empresas que demuestran un compromiso genuino con la sostenibilidad, cosa que se puede traducir en condiciones de crédito más favorables y acceso a programas de apoyo financiero, así como en mayores facilidades en el caso de determinados contratos públicos.

Tenemos que decir también que la sostenibilidad a corto plazo genera más innovación, a medio plazo más competitividad y a largo plazo rentabilidad.

Aun así, implementar la sostenibilidad requiere un compromiso firme por parte de los órganos de gobierno de las compañías y una planificación meticulosa. Es esencial que las pymes hagan una evaluación inicial de su impacto ambiental y establezcan metas claras y alcanzables. La formación y la concienciación de los empleados son también cruciales para asegurar que todos comprendan y participen activamente en las iniciativas sostenibles. Crear una cultura organizacional que valore la sostenibilidad puede ser un desafío, pero es fundamental para el éxito a largo plazo.

Las pymes tienen que estar atentas a las innovaciones tecnológicas que pueden facilitar la sostenibilidad. Desde soluciones de energía renovable hasta software de gestión de recursos, la tecnología ofrece herramientas valiosas para reducir el impacto ambiental. La colaboración con otras empresas y organizaciones también puede resultar beneficiosa, permitiendo compartir mejores prácticas y desarrollar nuevas estrategias sostenibles.

Un ejemplo notable es el sector de la moda, donde muchas pymes han adoptado prácticas sostenibles como el uso de tejidos orgánicos y procesos de producción éticos. Estas iniciativas no solo responden a las actuales demandas de los consumidores, sino que también establecen un estándar en la industria que puede impulsar otras empresas a seguir el ejemplo.

Además, las pymes tienen que considerar el impacto social de sus operaciones. Las prácticas sostenibles no solo hacen referencia al medio ambiente, sino también a como las empresas tratan sus empleados, proveedores y comunidades. Adoptar políticas de comercio justo, ofrecer condiciones laborales dignas y participar en proyectos comunitarios son formas en que las pymes pueden contribuir a una sociedad más equitativa y sostenible.

En resumen, la sostenibilidad en las pymes no solo es viable, sino también beneficiosa. Adoptar prácticas sostenibles puede mejorar la eficiencia operativa, la competitividad y la resiliencia empresarial, a la vez que contribuye a la protección del medio ambiente y al bienestar social. A medida que la conciencia global sobre la sostenibilidad sigue creciendo, las pymes que integran estos principios en su modelo de negocio estarán mejor posicionadas para prosperar en un futuro donde la sostenibilidad será un requisito fundamental para el éxito empresarial.

En temas de sostenibilidad y de ESG el cielo es el límite. Con la unión y el esfuerzo de todos podremos transformar nuestra sociedad.

Carles Puig de Travy, decano del Colegio de Economistas de Cataluña

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