Des de hace unos años, la productividad está disminuyendo (-7,3% de 2000 a 2022 en España, según el IVIE), mientras que aumenta en países de nuestro entorno. Es un hecho que impacta negativamente en la competitividad y la generación de bienestar.
Entre las causas del problema, que es más grave en el caso de las pymes, podemos destacar:
Baja inversión en I+D e innovación: En el caso de la I+D, el porcentaje sobre el PIB en Cataluña es del 1,13%, mientras que en la UE es del 1,48%. En España todavía es más bajo (0,81%), según datos de 2022 de la Cámara de Comercio.
Empleo de bajo valor añadido: Una gran parte de la ocupación está en sectores de bajo valor añadido.
Desajuste entre la oferta y la demanda de formación: Hay un desajuste significativo entre las competencias que ofrece el sistema educativo y las necesidades del mercado laboral. Esto comporta que muchas empresas no encuentren los trabajadores que necesitan.
Emigración de juventud formada: La fuga de talento jóven y altamente calificado hacia otros países con mejores oportunidades laborales también afecta negativamente a la productividad.
Absentismo laboral: Ha aumentado significativamente a partir de la pandemia y no se recupera, mientras que la mayoría de los países europeos ya han recuperado los niveles de absentismo anteriores a 2020.
Para revertir la pérdida de productividad, es esencial incrementar la inversión en I+D e innovación, fomentando la colaboración entre centros de investigación y empresas.
También urge diversificar la economía hacia sectores de alto valor añadido, como la industria, las tecnologías de la información o la biotecnología, que generan más ingresos y ofrecen puestos de trabajo más cualificados.
Además, se deben ajustar los programas educativos a las necesidades reales del mercado laboral, asegurando que los jóvenes adquieran las competencias demandadas, y desarrollar estrategias para retener y atraer talento, mejorando las condiciones laborales y ofreciendo mejores oportunidades de desarrollo profesional.
Medidas como las propuestas son imprescindibles para transformar las fortalezas que tiene el tejido empresarial catalán, integrado sobre todo por pymes, en ventajas competitivas que aseguren un futuro más próspero.
Oriol Amat, presidente del Observatorio de la Pyme de Cataluña y catedrático de la UPF
