El ciudadano agente productor: la semilla del futuro emprendedor

Javier Creus , ponente en la jornada de Autónomos PIMEC celebrada el pasado Lunes, enunció, durante su exposición una idea que a muchos sorprendió: ” Hay que considerar al ciudadano como un agente productor “

Tal y como explicó Creus, en otros países, como los Estados Unidos, se premiaba en forma de créditos a los estudiantes que prepararan artículos en Wikipedia sobre su ámbito de estudio.

Los autores de los artículos de mayor calidad eran premiados en forma de gratuidad de créditos académicos. En la práctica, esto supone que cada uno de nosotros puede ser considerado como un fabricante, un elaborador o un ofertante de bienes o servicios de cualquier cosa que realizamos.

El agente productor se caracteriza por realizar esta actividad de forma ocasional y no habitual

Esta figura es una de las grandes novedades que lleva la economía colaborativa , en tanto que mediante las tecnologías que ésta utiliza (las plataformas digitales) se facilita que un no profesional pueda realizar una actividad productiva.

 

La distinción entre el ciudadano agente productor  profesional autónomo vendrá dada por la frecuencia de la elaboración de bienes o servicios, el ánimo de lucro y el nivel del volumen de negocio

Uno de los principales ventajas del agente productor es que mejora la oferta de productos, suponiendo una mejora para el conjunto de consumidores.

Los particulares tienen nuevas vías para obtener ingresos, alternativas al trabajo. También es una nueva forma de comenzar una actividad económica que a largo plazo pueda convertirse en profesional, pero que a corto y medio plazo debe ser de forma ocasional y a baja intensidad. A nivel fiscal, los países europeos que se han atrevido a legislar en la materia han establecido cuantías máximas exentas o gravadas a un tipo inferior.

A partir de unos determinados ingresos se considerará la actividad como profesional, y por tanto, sujeta a la carga fiscal propia. Esta es una vía para incentivar que una actividad no habitual se pueda acabar convirtiéndose en profesional.

Por este motivo, se puede considerar el ciudadano agente productor como una semilla de un futuro negocio con menos riesgo para emprendedor. Así, el potencial emprendedor puede probar una actividad con un riesgo mínimo y comprobar de primera mano su viabilidad económica, limitando las consecuencias negativas de una aventura profesional quiebra.

Aunque abrirse una nueva vía para el emprendimiento con menos riesgo y, probablemente, menos dedicación antes de la profesionalización, sería necesario que a nivel de trabajo autónomo, se hicieran los cambios legislativos adecuados para adaptarse a las transformaciones y cambios.

Y es que ya la cuestión no es resolver las deficiencias que las leyes sobre autónomos vienen arrastrando, tales como la definición del concepto de habitualidad ( uno de los requisitos del trabajo autónomo y el alta en el RETA ) o el sistema de cotización, que no incentiva en exceso la actividad profesional autónoma.

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