Ni euforia ni relajación con la sequía; hay que seguir remando

Después de meses de incertidumbre y restricciones severas, las lluvias de primavera nos han dado un respiro que nos permite encarar el verano con algo más de tranquilidad. Las reservas de los embalses, como los del sistema Ter-Llobregat, han aumentado significativamente gracias a estas lluvias, y llegan al 38,5%. Sin embargo, la sequía no se ha acabado, y el futuro de nuestras reservas de agua dependerá en buena parte de las precipitaciones del otoño.

Actualmente, los embalses del sistema Ter-Llobregat se sitúan en el 49% de la media histórica de los últimos diez años, un dato que permite visualizar claramente que todavía queda mucho por hacer y es crucial no caer en la autocomplacencia.

Durante el último año y medio, PIMEC ha demostrado su disposición a colaborar con la administración para hacer frente a la sequía. Hemos impulsado varias iniciativas, como el manifiesto “Economía, Agua y Futuro“, así como propuestas en el debate parlamentario sobre la sequía, y hemos participado en numerosas reuniones. Además, hemos defendido la creación de más infraestructuras para la regeneración de agua, una medida clave para garantizar la sostenibilidad hídrica. Ahora es el momento de recordar los errores del pasado y evitarlos en el futuro.

En este sentido, es primordial aprovechar este momento de relativa calma para avanzar en la construcción de una infraestructura hídrica robusta. Las administraciones públicas tienen que continuar con las inversiones previstas para construir una infraestructura del agua más resiliente, tal como prevé la Ley 9/2023, en la digitalización del ciclo del agua y en la mejora de la capacidad de agua regenerada, medidas que tienen que ser implementadas de manera efectiva y en los plazos establecidos.

Desde PIMEC también insistiremos en la necesidad de un Pacto Nacional para el Agua que permita una planificación y un seguimiento a largo plazo. Esta gobernanza tiene que garantizar que las medidas adoptadas no sean solo soluciones temporales, sino que estén diseñadas para afrontar futuros episodios de sequía con más solidez y eficacia. Es el momento de unir esfuerzos y trabajar conjuntamente para asegurar que Cataluña tenga una gestión del agua capaz de superar los retos del cambio climático y garantizar la disponibilidad de este recurso vital para las generaciones futuras.

El refranero catalán nos recuerda la importancia de la perseverancia con el dicho “despacio se va lejos”. Sería un error pararnos ahora que la sequía ha aflojado. Hay que mantener el ritmo y seguir avanzando en la mejora de nuestra infraestructura hídrica por el bien de las generaciones futuras y para estar mejor preparados para futuros retos climáticos.

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