Ser autónomo comporta gestionar todos los aspectos de la actividad empresarial. A pesar de que esta afirmación puede parecer una evidencia, todavía hay muchas personas, autónomas y no autónomas, que no son conscientes.
Me refiero a actividades como búsqueda de clientes, publicitarse, buscar financiación, llevar la documentación al día, gestionar la economía del negocio, presentar los impuestos, formarse, trabajar la red de contactos… Todas estas funciones, más allá de la ocupación profesional propiamente dicha, son fundamentales para la viabilidad, la competitividad y la productividad de los negocios.
Muchas veces no somos conscientes. Por ejemplo, cuando vamos a la peluquería que, además de cortar, teñir y peinar nuestro cabello, la persona gestiona también las redes sociales, vela por tener todo el material y herramientas necesarias para el desarrollo de la actividad, se encarga del mantenimiento y la limpieza del local… Y esto no es todo, puesto que además, es responsable de la gestión de su personal, de pagar las facturas y de estar al día de las nuevas tendencias para poder cumplir con los requisitos y las demandas de los clientes.
A menudo, esta parte del trabajo del autónomo va más allá del horario de servicio o de producción y, a menudo también, hace que la dedicación al negocio supere las horas establecidas por la jornada laboral de trabajo por cuenta ajena. No hay que decir que, este exceso, comporta una afectación en la vida familiar y social de la persona, así como una posible afectación a la salud física y mental por la carga de trabajo y el estrés que este puede generar.
Cuando lo comentamos con autónomos y autónomas, nos dicen que lo compensan con la flexibilidad horaria, que suele comportar la actividad profesional, así como el hecho de hacer un trabajo que gusta. Sin embargo, hay que trabajar para que esta parte de gestión se integre también dentro del horario laboral. Evidentemente, una parte de responsabilidad recae en el autónomo, en cómo plantea su negocio y en cómo se organiza. Pero, también, una parte muy importante recae en la Administración Pública y en la sociedad.
Por todo esto, seguiremos insistiendo en la necesidad de orientar las políticas públicas a formar en la gestión de la actividad autónoma, agilizando la realización de todas estas tareas, facilitando la viabilidad de los negocios y, por consiguiente, la vida laboral y personal de las personas que conforman este colectivo.
Queremos concienciar también a la sociedad de la existencia y necesidad de todas estas gestiones invisibles, tan necesarias para que los negocios sean viables, y creen riqueza y ocupación. En esta línea, hacen falta medidas que faciliten a los autónomos y a las autónomas de nuestro país tener el apoyo necesario para desarrollar su actividad con todas las garantías y las facilidades, favoreciendo la conciliación, promoviendo su salud, así como su crecimiento empresarial.
Elisabet Bach, presidenta de PIMEC Autónomos