- La metalúrgica, de Ripollet, no pierde el paso de los nuevos tiempos, ni en la industrialización ni en las mejoras laborales y medioambientales
La compañía familiar Lehisa, de Ripollet, está inmersa en un proceso de mejora constante desde hace casi 4 años.
Al frente del proyecto, desde su fundación en 1983, está Francisco León, que a sus 74 años sigue en la gestión diaria con la misma ilusión que en sus inicios para hacer crecer su empresa, pero dejando en el negocio a sus hijos Javier, director general, y Rosa, directora financiera y de recursos humanos.
El equipo directivo trabaja en buena sintonía y eficiencia para que la compañía sea líder en la producción de piezas torneadas de precisión en aleaciones de latón, en series pequeñas y grandes, con una mejora constante de sus conocimientos. “Nos consideramos una empresa con inquietudes y ganas de superarnos día a día y siempre con proyectos, con ganas de emprender”, señala Rosa León.
A su vez, haciéndose suyas las inquietudes del mundo empresarial nacional e internacional –no en vano exportan el 72% de la producción a 10 países de Europa– afrontan los retos presentes y de futuro en materias como la sostenibilidad, la igualdad y la cohesión social. Como industria, producen piezas de latón; como compañía, son una pieza clave en el ensamblaje de la igualdad, la ética y la sostenibilidad en el tejido empresarial de la pyme.
Estas máximas se traducirán, este año, en dos proyectos. Por un lado, la apertura de un almacén que permitirá liberar espacio de la zona de producción para ganar capacidad e introducirse con fuerza en el sector sanitario. Por otro, la total implementación de un plan de igualdad y el código ético. Todo esto, sin ningunear los esfuerzos en sostenibilidad para reducir la huella de carbono.
Así, el equipo directivo está esperando la llegada de una máquina, en la que se han invertido 137.000 euros, para ampliar la gama de productos e incrementar las exportaciones a países como Francia y Alemania.
También es una oportunidad para producir nuevas piezas para el sector sanitario y por eso se está tramitando la ISO 13485, la norma internacional para la industria de dispositivos médicos. Porque si bien la fabricación de Lehisa se ha dirigido tradicionalmente a sectores como el de la energía (gas, calefacción) y el agua (grifos, conexiones para riego), durante los meses de la pandemia del coronavirus tuvieron que producir caudalímetros para las máquinas de oxígeno de los centros sanitarios y hospitalarios. Esperan tenerlo todo terminado para el segundo semestre de este año.
“El sector sanitario es una oportunidad para seguir creciendo”, explica Rosa León, encargada también de la gestión laboral interna de la compañía e impulsora del plan de igualdad y el código ético.
En la vertiente laboral, Rosa León hace hincapié en que “la plantilla es muy importante” para una compañía como Lehisa. Tanto es así que, a pesar de tener que paralizar la producción durante el confinamiento por la pandemia, “mantuvimos las retribuciones a los 27 trabajadores, y con diálogo y consenso, aquellas horas de trabajo perdidas se fueron recuperando, amoldándonos a las demandas de cada empleado y a las necesidades productivas”.
El diálogo y el consenso también han sido la base para implantar el plan para la igualdad de oportunidades: “Queremos que sirva para conciliar, para responder a las necesidades de cada empleado, para eliminar las posibles diferencias en salarios y condiciones laborales, prevenir y evitar las situaciones de acosos que pudieran presentarse…; y por ambos lados, trabajadoras, pero también trabajadores”, insiste León. Hay que hacerlo, según la directiva, desde el respeto y el anonimato, con empatía y, sobre todo, “con el convencimiento de que todos salimos ganando, empleados y empresa”.
La responsable de recursos humanos de Lehisa explica que, a finales de 2019, con el asesoramiento de PIMEC se empezó a diseñar el plan de igualdad, y “a pesar de que la pandemia atrasó el proyecto hasta finales de 2020, finalizamos todo el proceso con la formación de los empleados; durante el año pasado hicimos un protocolo de conciliación laboral y el estudio de riesgos psicosociales que aparecieron como puntos débiles en la diagnosis que nos hizo PIMEC”.
Este año, para dar continuidad al proceso, se ha designado el agente de igualdad, y durante el mes de junio se han realizado las encuestas de control a todo el personal para hacer las valoraciones oportunas sobre la aplicación del plan. “Seguro que podremos mejorar cosas” y seguir avanzando hacia la igualdad.
Durante el 2020, Lehisa también trabajó en la responsabilidad social corporativa (RSC) para acabar obteniendo el certificado correspondiente en enero de 2021. Este código ético permite formalizar un canal de denuncias (vía e-mail) y un buzón de sugerencias, entre otras cosas.
A su vez, este mismo año, a través de PIMEC accedieron a una subvención que permitió analizar el tema de la ciberseguridad en todos los procesos y llevar a cabo mejoras en las deficiencias que se detectaron.