Mar Màgic es una pyme familiar barcelonesa que comercializa prendas de vestir y complementos con taller de bordado propio. Su gerente, Júlia Ferrer, explica que su actividad empresarial abraza diferentes sectores, tanto industriales como empresas que necesitan productos de imagen o merchandising: “En el taller bordamos toda clase de productos, desde cachemira hasta piel, y una de nuestras prioridades es apoyar proyectos de diseño o iniciativas personales o de empresas”.
Con la crisis del Covid-19 esta pyme sufrió una gran disminución de ventas, según confirma su gerente. “La actividad de nuestros clientes ha bajado en torno al 75% y, por lo tanto, también la nuestra con una afectación debida en particular a la suspensión de actividades deportivas y las restricciones en el sector servicios”, ha asegurado. En cambio, otros sectores que sí han funcionado, como el transporte y los talleres mecánicos, han mantenido los pedidos con normalidad. Júlia Ferrer destaca que, como tienen un abanico enorme de clientes, han podido sobrevivir a los efectos de la pandemia, y desea “volver a recibir pedidos cuando se reactiven los sectores que siguen parados actualmente”.
Mascarillas transparentes
Júlia Ferrer explica que empezaron a diseñar mascarillas higiénicas para proteger al sector de la hostelería, ante la demanda de algunos clientes, como por ejemplo el restaurante Can Lluís: “Iniciamos el proceso para homologar la mascarilla higiénica y la enviamos a nuestros familiares y amigos. Entonces dos sobrinas, una logopeda y la otra profesora de lengua de signos, nos pusieron de manifiesto los problemas que está teniendo el colectivo de sordomudos con las mascarillas, puesto que tapan la boca e impiden una comunicación óptima a estas personas”. Así es como surgió la idea de fabricar mascarillas transparentes, que ya se usan en escuelas, así como logopedas y el colectivo de sordomudos, entre otros.