Teletrabajo, mucho más que una cuestión de género

Ahora hace un año, antes de que todos trasladáramos nuestras oficinas a nuestros hogares, el teletrabajo era una quimera que no estaba al alcance de todo el mundo. Éramos unas pocas las que peregrinábamos en el desierto explicando sus bondades, y nos costaba mucho tener la oportunidad de llevarlo del plano teórico al real en el mundo de las pymes. 

El orden lógico de las cosas eraprimero la digitalización y, ya después, llegaría el teletrabajo, de forma progresiva, porque pensar que el reinado del presencialismo podía dejar paso a otras formas de trabajo producía un absoluto rechazo. 

La COVID-19 nos ha obligado a dar un salto de 10 años, de forma tan abrupta que incluso nos hemos cuestionado las bondades del teletrabajo, pero la buena noticia es que el teletrabajo es mucho más que coger precipitadamente el ordenador y empezar a trabajar en la mesa del comedor mientras asumimos responsabilidades familiares difíciles de compatibilizar. 

El teletrabajo nos tiene que ayudar a repensar la forma en la que trabajamos, la organización de nuestros equipos, la planificación, el trabajo por objetivos, los liderazgos…, e impulsar el cambio cultural que nos debe llevar a formas de trabajo más productivas y más igualitarias entre hombres y mujeres, que permitan la conciliación e impulsen la corresponsabilidad. 

Una de las vertientes positivas de la pandemia es que puede contribuir a que el teletrabajo abandone el estigma femenino, pues se había convertido en una herramienta de doble filo, que permitía conciliar, pero era una conciliación fundamentalmente de mujeres que las acababa alejando del núcleo de decisiones y del trabajo en equipo, todavía centrado en el presencialismo. En definitiva, las alejaba del lugar donde pasaban las cosas y de las posibilidades de promoción. 

Así pues, la cuestión es si el teletrabajo es una verdadera herramienta de conciliación, y la respuesta es sí; pero la conciliación no es exclusiva de las mujeres y, por tanto, no puede servir para reforzar estereotipos de género con una mirada dirigida únicamente hacia la población femenina, y en este sentido se puede aplicar por medio de propuestas como: 

  • Ante elart.34.8 ET, que facilita el teletrabajo para la conciliación de la vida laboral y familiar sin necesidad de solicitar reducción de jornada, la respuesta tiene que ser la anticipación y/o el establecimiento, por un lado, de criterios organizativos y de impulso de la corresponsabilidad en la aplicación del mencionado precepto, y, por otro lado, de la flexibilidad horaria. 
  • Ofrecimiento del teletrabajo deforma paritaria a hombres y mujeres.
  • Extensión del teletrabajo a supuestos no vinculados a la conciliación.
  • Plan de Igualdad como inversión: compromiso y productividad. 

En definitiva, me permito la licencia, buscando la complicidad con la icónica magistrada de los EE.UU. Ruth Bader Ginsburgde afirmar que el teletrabajo es mucho más que una cuestión de género. 

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