El mayor desafío de nuestro tiempo es la desigualdad y el cambio climático. Si hablamos de la igualdad de género, es justo reconocer que ha sido una conquista histórica de las mujeres y por eso debemos rendir homenaje a todas aquellas mujeres que dedicaron su vida, las que perdieron su vida luchando por la igualdad y también la de aquellos hombres que se comprometieron con su causa. Es necesario darlos a conocer como grandes referentes que sirvan de inspiración a las próximas generaciones.
Para que la igualdad sea una realidad no basta con la acción de los gobiernos, es también necesario el compromiso de las empresas y de los ciudadanos. Hay empresas que únicamente concentran sus planes en la conciliación ante medidas más urgentes como la contratación. Es necesario hacer un verdadero diagnóstico de la situación. Cuando preguntamos a una mujer si próximamente va a tener descendencia, como motivo para no contratarla, estamos contribuyendo a ser responsables del envejecimiento de la población por la baja natalidad debido a las consecuencias que la maternidad tiene en la vida profesional de las mujeres.
La mayoría de las empresas siguen estando diseñadas por hombres, con los valores de los hombres, con la consiguiente pérdida de talento de más de la mitad de la población. Debemos reflexionar sobre la forma de avanzar más rápidamente en la igualdad de oportunidades, de sueldos, y en relación con el techo de cristal y la brecha salarial.
Hay que trabajar en políticas de género para que la mujer no tenga que decidir entre su carrera y ser madre, construyendo sociedades más comprometidas con la familia, que son la base de la sociedad. Una sociedad que necesita un enfoque más humano y ejemplar de las empresas que contribuyan a una mayor rentabilidad social y medioambiental.
Para conseguir avances reales es necesario que las empresas lideremos la causa con convicción. La igualdad debe ser uno de nuestros principales valores y debe formar parte de nuestra cultura, fomentando la inclusión y la participación con medidas equitativas, y superando los obstáculos que dificultan el camino hacia la igualdad de oportunidades.
Todas las empresas deberían implementar las políticas de igualdad basadas en la conciliación de la vida laboral, los planes de igualdad y los códigos de conducta. La integración de la mujer en puestos de responsabilidad pasa por darle la posibilidad de que concilie la vida laboral con la familiar, para que la sostenibilidad del sistema no se vea truncada por razones de maternidad.
Los planes de igualdad nos ayudarán a diseñar la estrategia para implementar la cultura de igualdad, no discriminación y paridad en la organización. Y por último, los códigos de conducta de igualdad, que previenen la discriminación por razón de sexo o cualquier otra, así como conductas asociadas al sexo como el acoso sexual en el entorno laboral.
Todos los hombres deberíamos declarar con orgullo que somos feministas porque si nos preocupamos por los derechos de las mujeres el mundo será un lugar mejor, puesto que el progreso es imposible sin la figura femenina. Y a las mujeres, transmitiros un mensaje. Somos muchos los que estaremos a vuestro lado hasta conseguir la total igualdad de género.
¡¡Contad con nosotros!!