Es necesaria la implantación de una buena red para el conjunto del territorio, que ayude a la transición de las pymes hacia la Industria 4.0 y a ser un referente de la tecnología 5G.
La situación actual pone de manifiesto que en los entornos industriales donde están ubicadas las empresas hay que conseguir nuevos retos y potenciar nuevos modelos de actuación, como la sostenibilidad o la digitalización. Además, y debido a la situación “de abandono” en el que se encuentran muchos de los polígonos industriales –mayoritariamente por la falta de inversión por parte de las entidades titulares de estos–, es fundamental y vital, para poder dotar el entorno de competitividad, disponer de herramientas que faciliten y velen por la mejora continua de los polígonos. Por ejemplo, en Catalunya es necesaria una inversión en infraestructuras de telecomunicaciones para el conjunto del territorio que permita acompañar el tejido productivo en la transición hacia la Industria 4.0 y que nos convierta en un referente de la tecnología 5G.
Por todo esto, la Coordinadora de Polígonos Empresariales (CEPE) lidera e impulsa la marca “Polígonos empresariales de calidad – Polígono Q”, que está certificada por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR). El objetivo de la coordinadora es, entre otros, que el 10% de los polígonos españoles tenga este distintivo en 2029, y conseguir que el entorno donde las empresas desarrollan su actividad económica sea competitivo en aspectos como el urbanismo, infraestructuras, movilidad sostenible, innovación, eficiencia energética, etc.
En España existen 21 polígonos que han obtenido el certificado, de los que 7 se encuentran en Catalunya
En Catalunya, PIMEC Polígons –agente acreditado de la marca “Polígono empresarial de calidad”– lleva a cabo una tarea de dinamización en este sentido. La entidad cree que la certificación es una herramienta básica para: valorar y validar la capacidad de las infraestructuras, servicios y otras variables del entorno de un polígono; diseñar una hoja de ruta con las oportunidades de mejora identificadas y, lo más importante, obtener el compromiso de las entidades titulares (mayoritariamente administraciones locales) para invertir en los polígonos. “Clasificar los polígonos, como punto de partida, nos permite disponer de una radiografía actual y de un proyecto de futuro basado en la mejora continua, puesto que la principal variable de la certificación es precisamente la mejora continua de los polígonos”, ha explicado David Giménez, director ejecutivo de la patronal catalana y vicepresidente del CEPE.
La certificación “Polígono empresarial de Calidad – Polígono Q” atiende al conjunto de factores que desde CEPE, en función de su dilatada experiencia, se han identificado como esenciales para considerar que un polígono es de calidad:
- Aspectos jurídicos y urbanísticos
- Gestión de infraestructuras y servicios básicos
- Gestión del área empresarial
- Gestión de servicios de valor
- Influencia social
Estos factores asumen un esquema piramidal, partiendo de los aspectos urbanísticos y legales, hasta la implicación con la sociedad y el territorio donde el polígono se encuentra instalado. De este modo, la marca Polígono Empresarial de Calidad se centra en validar los contenidos y en analizar la aportación de valor de cada polígono, en base a una mejora continua y de un modelo de utilidad y servicio empresarial y público.
Gracias a esta herramienta, varios polígonos de todo el territorio catalán ya han obtenido la certificación “Polígono Empresarial de Calidad”:
Los polígonos Congost, Coll de Manya y Jordi Camp de Granollers (diciembre 2019)
Polígono del Príncep y Polígono Empordà Internacional de Vilamalla, en Girona (mayo 2021)
Polígono industrial El Pla de Sant Feliu, en el Baix Llobregat (octubre 2021)
Polígono industrial Can Salvatella de Barberà del Vallès, en el Vallès Occidental (octubre 2021)
