Entrevista a Jordi Vila, gerente de Talleres Mogent, una empresa familiar situada en Granollers y dedicada al suministro de carretillas elevadoras a lo largo de 40 años.
Tradicionalmente, os habéis dedicado al alquiler y a la venta de carretillas elevadoras, pero ahora ofrecéis más productos y servicios, ¿verdad?
En 2008 compactamos la empresa y mantuvimos una cartera de clientes reducida pero sólida, dentro de una estructura más pequeña en lugar de crecer. Tomamos esta decisión ante el aumento de la competencia, que creció considerablemente en nuestra zona, y decidimos explorar otras vías de negocio.
Hace tres años abrimos una tienda de bicicletas eléctricas y nuestra intención es hacer crecer esta actividad empresarial y poder incorporar más personas trabajadoras en el futuro. Para conseguirlo, estamos participando en diferentes ferias para darnos a conocer.
Por otro lado, hace seis meses que ofrecemos un sistema de recogida de agua de la lluvia así como de tratamiento de aguas pluviales y de eliminación de los microplásticos.
¿En qué consiste este sistema y quién lo puede usar?
Es un sistema que, hoy por hoy, está diseñado para el uso industrial (polígonos, fábricas…) y para los ayuntamientos. No usa bombas, solo la gravedad.
Lo ofrecemos a través de la empresa de Alemania 3P Technik y, en concreto, consiste en recoger el agua de la lluvia para su almacenamiento y posterior tratamiento. Este consta de dos fases.
En la fase inicial del tratamiento hay un proceso de sedimentación, donde se eliminan varios contaminantes que llevan las aguas pluviales entre los que hay partículas gruesas, sólidos finos filtrables, partículas contaminantes, microplásticos, etc. En una segunda fase, pasa por un proceso de filtración mediante materiales filtrantes especialmente configurados donde los contaminantes disueltos en el agua pueden eliminarse específicamente de las aguas pluviales reteniendo aceites minerales, sustancias orgánicas disueltas y sólidos finos.
Los filtros se limpian una vez al año y se cambian cada 5 años. Además, todo queda monitorizado en el ordenador.
La combinación de estos dos sistemas de tratamiento es ideal, por ejemplo, para eliminar los microplásticos de las escorrentías en los campos deportivos y de césped artificial.
El resultado es, por un lado, que el residuo obtenido se almacena y va a plantas de reciclaje y, por el otro, que el agua limpia resultante de pasar por los tratamientos mencionados vaya a los ríos y al mar descontaminada.
Se trata de un sistema pionero en Europa. Hay otros, pero no son tan eficaces.
¿De dónde salen los microplásticos presentes en el agua de la lluvia?
De todas partes, pero sobre todo de nuestras carreteras. La degradación de los neumáticos deja un polvo muy fino sobre el asfalto que la lluvia arrastra al medio ambiente incluyendo los ríos, las plantas de tratamiento de agua potable, las plantas de tratamiento de agua residual, el mar y red de alcantarillado. Se ha calculado que un 81% de los microplásticos que van al mar vienen de las carreteras, autovías y autopistas.
Por poner otro ejemplo, el caucho de los campos de césped artificial contamina mucho en este sentido. Las depuradoras no lo filtran y, como resultado, todos estos microplásticos salen por el grifo de nuestros baños y cocinas.
¿Qué pueden hacer las empresas para contribuir a la reducción de los microplásticos?
Cada país marca las normas de los plásticos que hay que neutralizar, dentro de unos baremos europeos. Como todavía no existe una normativa europea que regule este hecho, en nuestro país las empresas no tenemos obligaciones en este sentido, al menos hasta ahora. Pero solo es una cuestión de tiempo tenerlas, como ya pasa en Alemania, donde ya es de obligación recoger el agua de la lluvia y devolverla al medio ambiente limpia. Hará falta, por eso, una normativa ágil y sin demasiados trámites burocráticos.
¿Cómo habéis llegado a ofrecer este sistema tan innovador?
Por pura casualidad. El propietario de la empresa de Alemania, Jorge Torres, es un alemán de padres catalanes. Cuando vuelve a Cataluña vive en mi edificio, es decir, somos vecinos.
Cuando me explicó su proyecto, creí en él desde el primer momento, y decidí colaborar con él para contribuir al cuidado del medio ambiente y a la sostenibilidad. También nos ayuda Josep Andreu Clariana, exdirector del área de inspección y control de la Agencia Catalana del Agua (ACA), quien difunde los efectos negativos de los microplásticos con el objetivo de que la administración pública sepa que hay una solución técnica contrastada de tratamiento para esta problemática y para que también se redacte y se ponga en marcha, cuanto antes mejor, una normativa de obligado cumplimiento, siguiendo las pasos de la Unión Europea.
¿Tenéis clientes interesados en aplicar este sistema?
Si bien es cierto que tenemos la propuesta sobre la mesa de diferentes ayuntamientos, como el de l’Ametlla del Vallès, todavía hay bastante desconocimiento. Es una lástima porque pensamos que este sistema contribuiría seguro a resolver, entre otros, la grave problemática que tiene actualmente el complejo de la Petroquímica de Tarragona con los microplásticos que van a parar en las playas tarraconenses.