La Agenda 2030 de las Naciones Unidas identifica 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, mediante los cuales Estados, sociedad civil y sector privado pueden guiar y medir sus contribuciones al desarrollo sostenible hasta el 2030. Entre los 17 ODS, hay uno, el ODS 5, que lleva por título “Igualdad de género”. Pero, en puridad, ¿hablamos de Igualdad de género o hablamos de Equidad de género?
No podemos ser iguales cuando somos claramente diferentes, por eso hablar de Igualdad de género me resulta extraño. Para mí sería más acertado hablar de Equidad de género.
El ODS 5, ya sea hablando de igualdad o de equidad de género, interpela a todos los entornos: personales, familiares, laborales, culturales, científicos, académicos, deportivos… con el objetivo último de hacer posible una sociedad más sostenible.
Mis reflexiones se centran en el entorno laboral del mundo de la empresa. Todos los comentarios que expreso en este artículo de opinión son fruto de experiencias vividas y observadas a lo largo de mi vida profesional.
¿Qué nos hace diferentes a hombres y mujeres en el entorno laboral?
Podríamos encontrar diferentes motivos, dependiendo del puesto de trabajo, como la formación, las condiciones físicas, la disponibilidad, etc. Pero para mí hay un motivo, común a todas las posiciones de una empresa, que nos hace claramente diferentes a mujeres y hombres. Me refiero a la maternidad y a todas sus derivadas. En términos laborales, la maternidad implica, básicamente, al margen de las posibles bajas por IT durante el embarazo, el permiso por maternidad y por lactancia, actualmente ya equiparados entre hombres y mujeres, y la posterior reducción de jornada para la guarda de hijos menores, solicitada mayoritariamente por las madres.
La maternidad nos hace diferentes y en el entorno laboral nos penaliza, todavía hoy, en pleno siglo XXI. La última experiencia de mi hija, con un embarazo en plena pandemia, me ha hecho ver que no basta con las palabras, los códigos éticos, los planes de igualdad, ni las buenas intenciones. Nos tenemos que creer la equidad de género. Y esta es una cuestión cultural que afecta a toda la sociedad.
La nueva legislación que obliga a hacer Planes de igualdad a empresas de más de 50 trabajadores ayuda a sensibilizar, pero no es suficiente. Para poderlos implementar correctamente es necesario que nos los creamos y los respetemos. De lo contrario, son papel mojado.
Hay que introducir la perspectiva de género en muchos de los procedimientos internos de la empresa. Hace falta formación para consolidar esta realidad. Hay que diseñar entornos de conciliación, en particular en las épocas más intensas de la maternidad.
La maternidad no tiene que ser vista como un obstáculo. La maternidad hace aflorar y potenciar muchos valores que pueden ser muy preciados en la empresa: responsabilidad, perseverancia, flexibilidad, paciencia, organización, generosidad, disciplina…
Mi experiencia me demuestra, no obstante, que nos lo debemos creer todos: los hombres, pero también nosotras, las mujeres. Es cierto que el punto de partida es diferente. Es cierto que las mujeres no solo nos lo tenemos que creer, sino que lo tenemos que demostrar. Es cierto que este esfuerzo adicional puede parecer injusto. Pero, sinceramente, pienso que este es el camino. Yo lo he vivido así y así he conseguido la equidad y el respeto de mis compañeros en todos aquellos proyectos en los que he intervenido a lo largo de mi vida.
Personalmente prefiero el esfuerzo y la valía a ser una cuota.
Y el apoyo a la equidad de género es imprescindible que se verbalice sin miedo a qué dirán. Sabemos que actualmente la sociedad es extremadamente sensible a las cuestiones vinculadas con la igualdad de género. Cualquier palabra, expresión o comentario al respecto es analizada y enjuiciada, buscando siempre intenciones discriminatorias. Y esto nos aboca al silencio. Necesitamos hombres y mujeres que se manifiesten en voz alta y lideren este cambio cultural.
El camino no será ni fácil ni rápido. Cultura, cultura, cultura en equidad de género. Mujeres y hombres. En casa, en el trabajo, en el deporte, en la ciencia, en todos los entornos de la sociedad.
¡¡Solo así lo conseguiremos!!