Esta pyme no ha querido renunciar a la esencia de las técnicas tradicionales artesanales, pero también ha ido más allá y ha hecho un cambio de criterio, rompiendo la concepción de que el turrón es sólo un postre navideño.
Zoe Valero representa la segunda generación de esta empresa familiar de Agramunt dedicada a la elaboración de diferentes variedades de turrón. A lo largo de su trayectoria en el obrador ha apostado por la desestacionalización, creando nuevas líneas de mercado (detalles para eventos, bombones, etc.) e introduciendo las catas para que la sociedad aprenda a apreciar la calidad y el sabor de este producto. “Vivimos en un momento en que la gastronomía no tiene límites, y debemos arriesgar elaborando productos innovadores en todos los sentidos: la creación, el sabor, la presentación y toda la historia que se crea en torno a cada barra de turrón“, nos explica.
Esta empresa es consciente de que las tendencias de consumo han cambiado considerablemente, por lo que ha dado preferencia a la calidad y ha disminuido la cantidad en la toma de decisión de compra. Este hecho lo tienen en cuenta año tras año, cuando presentan sus novedades en la tradicional feria del turrón de Agramunt. Últimamente, destacan por su especialidad: los turrones de autor relacionados con diferentes artes como la pintura, la poesía o la música.
Por otra parte, en relación con el aumento de los costes empresariales por la subida del precio de la electricidad y las materias primas, Zoe explica que han tenido que “estudiar, valorar y tomar decisiones, asumiendo gran parte de este aumento y disminuyendo considerablemente el margen comercial, a fin de compensar esta situación y ponerlo fácil a los clientes”.
Hasta hace poco, Torrons Fèlix operaba de forma muy local, pero ahora produce en diferentes puntos de territorios nacionales, tanto en tiendas como en restauración. “Sobre todo, ha sido importante para nosotros estar presentes de forma online con nuestro e-commerce para hacer llegar nuestros dulces a todas partes”, asegura.
Los cambios de la generación milenial
“Mi entrada en un negocio tan tradicional como son los turrones se ha notado en muchos aspectos, sobre todo a la hora de aportar hechos innovadores dentro de una actividad tradicional muy arraigada”, afirma, antes de decir que cree firmemente que “la calidad y la exclusividad ayudan a abrir cualquier puerta en retos futuros”, así como que es necesario adaptarse a los requerimientos del mercado actual.
A continuación, comenta que “por parte de mis predecesores lo he tenido muy fácil. Ellos me han sabido transmitir la pasión por el oficio, la cultura del esfuerzo, hacer las cosas bien y disfrutar del trabajo, apoyándome para adaptar el negocio”.
También ha destacado que es importante tener en cuenta que, en el mundo empresarial y del emprendimiento, al hecho de ser joven se suma el hecho de ser mujer. En este sentido, ha lamentado comentarios como los que ha escuchado: “Fèlix, qué lástima no tener un niño y no poder continuar el negocio familiar…”. “Afortunadamente, hice caso omiso de todos los comentarios y elegí por convicción propia lo que me hacía feliz, pero considero que hacen falta muchos más referentes femeninos para crear un efecto espejo en generaciones futuras, y que estas creencias limitadoras no entorpezcan la elección de futuro”, añade.
Otra cuestión en la que Zoe ha desempeñado un papel estratégico es la presencia de la empresa en las redes sociales y en el mundo digital: “Esto nos ha permitido llegar al público al que no teníamos acceso y nos ha proporcionado mucha publicidad y, al mismo tiempo, fidelizar a los clientes”.
Por último, nos adelanta que está trabajando diferentes proyectos que la ilusionan y que cree que supondrán un aumento del rendimiento de producción en el obrador fuera de la temporada navideña: “Hemos empezado a trabajar en el mundo del helado. Esto nos está generando mucho más trabajo y nos permitirá mantener a los trabajadores y generar el trabajo suficiente para tener el obrador en pleno rendimiento durante todo el año”.